La decisión de trabajar con las lías
Uno de los aspectos más interesantes del proceso de Maite es la decisión de trabajar con las lías, esos restos de levaduras y compuestos que quedan tras la fermentación.
Las lías pueden aportar una textura sedosa, mayor volumen en boca y complejidad aromática, con notas que recuerdan a panadería, frutos secos o incluso mantequilla.
Siguiendo esta filosofía, Maite y Julio deciden dejar una de las barricas sin trasegar y rellenarla con el vino de la otra barrica para evitar la presencia de oxígeno.
De esta forma, el vino puede reposar tranquilamente con sus lías y extraer todo su potencial.
Julio, quien está al frente de todo el trabajo en la bodega, utiliza la técnica del "batonnage", un proceso de agitación suave de las lías para asegurarse de que estén en contacto con el vino.
Con un movimiento circular de la varilla metálica, Julio pone las lías en suspensión sin incorporar oxígeno, lo que garantiza que el vino se mantenga protegido de posibles oxidaciones.
El cambio en el vino
Tras realizar el batonnage, Julio le envía una foto a Maite, mostrándole cómo ha cambiado el vino.
La turbidez es ahora más evidente, lo que es un signo de que las lías están activas. Aunque el aroma puede parecer algo reductivo y terroso en este momento, Maite sabe que esto es parte del proceso de evolución del vino.
"Con el tiempo, esta turbidez desaparecerá y el vino se transformará, adquiriendo la textura y complejidad que buscamos", dice Maite con optimismo.
Este proceso de evolución es una de las cosas que más fascina a Maite. Aunque no puede estar físicamente en la bodega para ver cada detalle, sigue de cerca cada etapa a través de las actualizaciones de Julio.
Como ella misma dice, la espera es larga y llena de incertidumbre, pero la paciencia es crucial para lograr un vino excepcional.
Decisiones importantes en la bodega
En cuanto al resto del vino de la segunda barrica, que equivale a unos 70 litros, Julio decide trasegarlo a un depósito de acero inoxidable.
Al vaciar la barrica, se observan los restos de las levaduras, que tienen una textura similar a un fango suave y húmedo.
En este caso, Maite y Julio deciden no utilizar estas lías para este vino, ya que buscan mantener un perfil más fresco y frutal.
Este vino se queda en el depósito, y dependiendo de su evolución, podría utilizarse más adelante para rellenar la barrica o para mezclarlo, siempre en busca de la mejor expresión de lo que Maite está buscando con este rosado.
Cada decisión es importante, y aunque parece un detalle pequeño, puede influir profundamente en la personalidad final del vino.
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